PRÓLOGO

PRÓLOGO

Los “buenos” no son tan buenos, y los “malos” no somos tan malos, niña.

Todos, ya sean humanos, elfos, enanos, ángeles, demonios, centauros… ¡Todos! Guardamos algo de maldad, algo de crueldad, algo que nos proteja del resto del mundo, que nos aísle y nos conserve vivos. Al igual que todos poseemos una serie de sentimientos, recuerdos, conocimientos, que nos llevan a tomar las decisiones que marcan nuestro camino en la vida, la estela que dejamos a nuestro paso por el mundo de los vivos.

Yo soy como soy. Y hago lo que hago porque lucho para lograr aquello en lo que creo.

En cambio tú…

¿Sabes lo que veo cuando te miro? Veo solo a unas crías que no saben a lo que juegan, que son solo marionetas.

¿No os han dicho nunca que no aceptéis dulces de desconocidos?

Pues vosotras los habéis aceptado. Habéis cogido con ilusión el poder que Shoz os ha ofrecido, sin paraos a pensar en la procedencia de ese poder. ¡Os fiáis sólo de lo que os cuentan!

Yo suelo decir: “Fíate únicamente del más poderoso; ese es el que no tiene miedo de ocultar la verdad.” Y puedo asegurarte que la persona más poderosa no se encuentra ni en Shoz, ni frente a ti.